sábado, 27 de septiembre de 2014

Quédate.

Amor, quédate. No sé que más decirte porque no creo que haya mucho más que decir. Quédate. No quiero que te alejes de mí, a pesar de todo. Quédate, aunque no sepa como actuar, aunque no sepa si saldrá bien o mal… Lo único que sé es que si sé quererte. Y que voy a intentar hacerte la persona más feliz. Quédate. Yo también tengo miedo. Miedo a enamorarme perdidamente de alguien que no me corresponda. Miedo a perderte y a no poder abrazarte nunca más. Miedo a que tus labios sean un vago recuerdo en mi memoria. Quédate, y hagamos que nuestros mal sueños nunca se cumplan. Quédate y seamos felices juntos. Quédatey tiremos nuestros miedos, juntos, al hoyo. Quédate y superémoslo todo. Quédate y hagamos que funcione. Amor, confía en mi. No puedo decirte más que esto. Que te quedes, que confíes, que arriesgues, que me quieras como yo te quiero a ti.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Ya verás.

“Y cuando menos debo, te vuelves a cruzar”. Escuchar esta parte de la letra de una canción y que mi mente, ella solita, piense en él. En esa persona que, ha aparecido de la nada, de repente, sin razón alguna, y que ha hecho que toda mi vida pase por un terremoto, un huracán y un tsunami al mismo tiempo. Que ha sido él, el que ha puesto patas arriba mi mundo. El que ha descolocado la poca cordura que quedaba en mí, y ha desmoronado la muralla que había alrededor de mi corazón… Y justamente en el peor momento. En el momento en el que se supone que, por fin, iba a hacer las cosas bien. Iba a centrarme y había decidido por activa y por pasiva que nadie más entraría en mi vida. Que no abriría la puerta a cualquier idiota que quisiera destrozarme un poco más. Que había aceptado que, iba a pasar mucho tiempo, sola, y lo tenía bien asumido. Había empezado a pensar en mí, por mi propia cuenta, por mi felicidad… Y de repente… Todo se ha deshecho, todo ha sido arrasado, todas mis razones y fundamentos más principales han volado y desaparecido, se han esfumado y se han evaporado… Y algo en mi crece. Ha empezado a crecer y sigue, sigue haciendo caso omiso a mi razón. Es como un pequeño fuego, apenas cenizas, las cuales el ha rociado con amor, con tanto y precioso amor, que ha sido como combustible. Una garrafa de gasolina, y fuego. Una hoguera. Un bosque incendiado. Y yo, como una ilusa, abrazada al fuego. Quemándome. A conciencia… Y mientras escribo esto, sonrío como una imbécil, sabiendo que aunque sé que estoy más que equivocada, y que tarde o temprano me estamparé contra la pared, una vez más, quiero seguir adelante. ¿Decidida? No. ¿Asustada? Mucho. Pero todos merecemos otra oportunidad. Incluso el amor. Por mucho daño que me haya hecho este sentimiento, por tanta mierda que he tragado por el, por tantos errores, tantos enfados, tantas lágrimas, tanto perjuicio, tantas mentiras, tanto odio, tanto desamor al fin y al cabo… También ha habido cosas buenas… Porque el amor de verdad da vida. Vida de la buena. Felicidad, aunque momentánea, pero felicidad… “Te quiero(s)”, escalofríos, sonrisas, cortocircuitos, química, pelos como escarpias, pasión, besos, caricias, más sonrisas y más escalofríos, miradas que dicen mucho más de lo que puede trasmitir este texto, ilusión, alegría y cariño… Dulzura, maldita dulzura… Y qué más decir, cuando ya no sé ni plasmar lo que pienso y siento, si ya no se me ocurre que más decir ni escribir… Si, a pesar de todo, y con temblores en el cuerpo, lo único que soy capaz de reconocer a día de hoy es… Que le quiero. Y tengo mucho miedo. Miedo a perderle y a perderme, a perdernos, y perder lo nuestro. Pero le quiero. Y me estremece pensar que, como siempre, el amor no es suficiente y siempre todo acaba jodiéndose. Me da pánico pensar que estoy arriesgando tantas cosas por algo de lo que ni yo misma estoy segura. Me da terror imaginarme un día paseando y verle sin mi, con otra y feliz. No quiero volver a llorar, ni a pasarlo mal por nadie. No quiero arrepentirme de conocerle, es lo único que pido. Quiero no ser una cobarde y luchar. Quiero no sentirme como la canción del principio: “Ya verás como me olvidas, y te encuentro en cualquier parte dando saltos de alegría, y me dices que lo nuestro no era lo que merecías; se de cosas que se cuentan, vueltas de la vida”. Quiero que se quede a mi lado. Indefinidamente. ¿Queda claro? “Quédate”.