Momentos, segundos, instantes..

Bienvenido a la vida real, en la que ser feliz cuesta más de lo que esperabas, en la que vas a tener que aceptar “no“ por respuesta, en la que vas a callar “te quiero“, por tantas veces que tendras que aguantar criticas absurdas de gente estúpida, por esas veces que no tendrás un amor correspondido... Bienvenido a esos momentos de incertidumbre, esos segundos de pasión y a esos instantes de adrenalina....

Equilibrio

Equilibrio. Según el diccionario el concepto de equilibrio se define como Actos de contemporización, prudencia o astucia, encaminados a sostener una situación, actitud, opinión, etc., insegura o dificultosa. Yo lo defino como el momento en el que no sabes que debes hacer, si seguir a tu cabeza o a tu corazón; es el momento en el que debes encontrar el equilibrio entre lo correcto y lo incorrecto; es el preciso instante en el que decides si hacer las cosas bien, lo que debes hacer, seguir a la razón o seguir a tus instintos salvajes, sabiendo que harás las cosas mal, sabiendo que de una u otra manera sufrirás, siguiendo a tu corazón sin importarte lo que dice esa vocecita molesta de tu conciencia… Y al final te das cuenta que necesitas un equilibrio, esa mitad entre dos extremos, ese centro entre dos bordes… Equilibrio es encontrar el medio entre los límites de la razón y de la locura.

Vacía.

Inexplicable la forma como me siento ahora: triste, confundida, agobiada, y sola, sobretodo, sola… Incomprensiblemente sola. Rodeada de gente, de personas, de familia, de amigos, y aun así me siento completamente sola… Me siento desamparada en busca de algo que ni yo misma sé lo que es, abandonada por el calor del amor, arropada con abrigos de hielo, de dureza, de frialdad… Me siento tan pequeña, tan perdida, tan insegura… Me siento tan vacía. Rebusco dentro de mí, entre mis entrañas, entre mis recuerdos, entre mis pensamientos e ideas, entre mis sentimientos y mi razón, y tan solo encuentro un amargo vacío. Un frívolo y estúpido agujero negro en mi pecho que no consigo llenar… Porque me falta algo; un sentimiento; emociones homogéneas a la felicidad. Y con lágrimas a flor de piel, de esta piel escalofriantemente helada, escribo este cúmulo de palabras, letras y demás idioteces en busca del sentido a este dolor.